La situación laboral en Coquimbo entre los años 1948-1953 fue, innegablemente, perjudicada por el levantamiento feminista, comandado por la religiosa Rita Cox, de las carmelitas descalzas de Cobquecura. Influídas por el gran desastre de Copenhague, donde los monjes y políticos feministas daneses le cortaron los senos a la estatua de la legendaria Margareth Thatcher, irrumpieron en el Congreso Nacional para solicitar un proyecto de ley para la prohibición de los cultivos hidropónicos del repollo morado. Dichos cultivos atentaban contra las principales plantaciones coquimbanas: penca, zanahoria y kiwis.
El Congreso tardó tan solo quince meses para atender dicho proyecto, pero fue rechazado por el veto en contra del diputado viñamarino Alfonso Díaz, simpatizante del gobierno de la época. Ante la negativa del fallo, Rita Cox propulsó la rebelión y reunió a grupos feministas de derecha, mujeres obreras comunistas y socialistas y tres grupos incipientes de fotocopiadores homosexuales y lesbianas provenientes de Malta y Liechtenstein. Los primeros disturbios, en los que destruyeron el Congreso, la Municipalidad de Coquimbo, la fuente de soda de la señora Cholita y otros edificios públicos, causaron la molestia de los grupos más acomodados de la región y también de la Iglesia. El Obispo de la zona, Juan de Dios Recabarren, dictaminó una orden de cessatio a divinis a la orden de las Carmelitas y castigó a los involucrados con la excomunión.
El movimiento se expandió por toda la zona norte y centro del país, llegando a oídos del Cardenal Mariano Acuña quien, consternado por los hechos, mandó una carta al Vaticano, solicitando una audiencia ante el Papa Pío LXIX. Luego de diecinueve meses sin respuesta, el Cardenal se reunió con el Papa el 18 de enero de 1951. A raíz del problema, el Papa le otorgó el Santo Permiso Agrícola y Ganadero a Mariano Acuña, quien vuelve a Chile y se integra al Ministerio de Agricultura como asesor religioso. El 28 de febrero de 1951 se creó la primera Reforma Repollera Morada, principalmente para dar solución al problema del repollo morado. La reforma sacra no fue aceptada por el gobierno, la Iglesia chilena lo considera un sacrilegio y le declara la guerra santa al Estado de Chile.
Como la exportación de alcachofas y repollo morado bajó impactantemente, los principales países que basaban su economía en estos dos productos, como Perú, Bulgaria, Rumania, Nueva Zelanda, Canadá, Luxemburgo y Surinam se unen en la Séptuple Entente y le declaran la guerra al gobierno de la República de Chile el 25 de diciembre de 1952. La guerra no fue desarrollada gracias a la intervención del Vaticano, del gobierno amistoso de Irak y del gentil auspicio de pan de molde Irreal.
El 15 de mayo de 1953. Rita Cox firmó un acuerdo con el gobierno para la veda de los cultivos hidropónicos del repollo morado en Coquimbo y los traslada a Chillán, donde no había problemas. Así, los coquimbanos recuperaron su autonomía agrícola y económica, además de agregar el cultivo de alcachofas y la exportación de uvas a Estados Unidos. Esto último causó gran revuelo por el envenenamiento de las uvas, acusando también de una política de dumping a Chile.
(Para mayor información, los datos fueron recopilados de "Historia Agrícola de Chile del siglo XX" de Sergio Villaseca y "Reformas Santas del Vaticano: Agroindustria, Piscicultura y Pornografía Geriátrica" del Padre Francisco Manuel de la Rioja y sor Rita Cox.)
El Congreso tardó tan solo quince meses para atender dicho proyecto, pero fue rechazado por el veto en contra del diputado viñamarino Alfonso Díaz, simpatizante del gobierno de la época. Ante la negativa del fallo, Rita Cox propulsó la rebelión y reunió a grupos feministas de derecha, mujeres obreras comunistas y socialistas y tres grupos incipientes de fotocopiadores homosexuales y lesbianas provenientes de Malta y Liechtenstein. Los primeros disturbios, en los que destruyeron el Congreso, la Municipalidad de Coquimbo, la fuente de soda de la señora Cholita y otros edificios públicos, causaron la molestia de los grupos más acomodados de la región y también de la Iglesia. El Obispo de la zona, Juan de Dios Recabarren, dictaminó una orden de cessatio a divinis a la orden de las Carmelitas y castigó a los involucrados con la excomunión.
El movimiento se expandió por toda la zona norte y centro del país, llegando a oídos del Cardenal Mariano Acuña quien, consternado por los hechos, mandó una carta al Vaticano, solicitando una audiencia ante el Papa Pío LXIX. Luego de diecinueve meses sin respuesta, el Cardenal se reunió con el Papa el 18 de enero de 1951. A raíz del problema, el Papa le otorgó el Santo Permiso Agrícola y Ganadero a Mariano Acuña, quien vuelve a Chile y se integra al Ministerio de Agricultura como asesor religioso. El 28 de febrero de 1951 se creó la primera Reforma Repollera Morada, principalmente para dar solución al problema del repollo morado. La reforma sacra no fue aceptada por el gobierno, la Iglesia chilena lo considera un sacrilegio y le declara la guerra santa al Estado de Chile.
Como la exportación de alcachofas y repollo morado bajó impactantemente, los principales países que basaban su economía en estos dos productos, como Perú, Bulgaria, Rumania, Nueva Zelanda, Canadá, Luxemburgo y Surinam se unen en la Séptuple Entente y le declaran la guerra al gobierno de la República de Chile el 25 de diciembre de 1952. La guerra no fue desarrollada gracias a la intervención del Vaticano, del gobierno amistoso de Irak y del gentil auspicio de pan de molde Irreal.
El 15 de mayo de 1953. Rita Cox firmó un acuerdo con el gobierno para la veda de los cultivos hidropónicos del repollo morado en Coquimbo y los traslada a Chillán, donde no había problemas. Así, los coquimbanos recuperaron su autonomía agrícola y económica, además de agregar el cultivo de alcachofas y la exportación de uvas a Estados Unidos. Esto último causó gran revuelo por el envenenamiento de las uvas, acusando también de una política de dumping a Chile.
(Para mayor información, los datos fueron recopilados de "Historia Agrícola de Chile del siglo XX" de Sergio Villaseca y "Reformas Santas del Vaticano: Agroindustria, Piscicultura y Pornografía Geriátrica" del Padre Francisco Manuel de la Rioja y sor Rita Cox.)
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